El hada buena

Niño mío

En tus labios, niño mío,
pongo yo mi corazón,
sé valiente, sé sincero,
no retardes un perdón.

Ton le frente alta
y la risa pronta,
ten la frase suave,
como el ademán;
adora a tus padres,
ama a tus maestros,
Y guíe tus pasos,
el más noble afán.

Protege las aves,
mira las estrellas,
piensa en el mañana
con dulce ilusión;

ama eon el alma
las cosas más bellas,
socorre a un anciano,
reza una oración.

Quiere a tus amigos
querer es hermoso,
no defraudes nunca
a quien en ti confió;
trata de ser bueno
y serás piadoso,
fue con la dulzura
que Jesús venció.

Mira que no hay nada
nada más sublime
que el alma y las manos
llenarlas de amor;
la razón es esa
por la que se vive,
y por ella el hombre
se parece a Dios.

Ruth Africa F. de Dupuy