El hada buena

La Navidad Cristiana

Quien ha estado, durante la Navidad, en un rincón apartado del país, entre los humildes, podrá contar cómo, desde que la Justicia Social llego a nuestra tierra, se celebra cristianamente.
Sí, cristianamente, con la sidra y el pan dulce tradicionales, sin los cuales no hay alegría en la mesa familiar.
Y esta preocupación de nivelar a todos, de que seamos iguales en el culto al Redentor que nace, ha sido la de Perón y Evita.
Desde temprano, se acercan los humildes a las oficinas de correo, encargadas de la distribución. Recorren distancias y llegan, porque así aseguran su feliz Nochebuena, en compañía del Señor.

La espera no es larga. Hay para todos. Y manos oscuras y nudosas se extienden para recibir al codiciado presente.
Silenciosamente y agradecidos vuelven a sus hogares. Ya será alegre la Navidad.
Después, a arreglar el rancho o la habitación, y a poner los mejores adornos al pesebre, de tanta recordación familiar.
El mundo de la cristiandad celebra su fiesta más gloriosa; En la Nueva Argentina, no habrá un solo hogar modesto, donde no se eleve la copa de sidra, ni donde no se recuerde a Perón y a Evita.