El hada buena

Vacaciones

Las niñas del grado, ya conversan de cómo adonde pasarán las vacaciones.
— Yo iré al campo, a la estancia de una tía —dice Elsita.
— Yo a Mar del Plata. Nosotros tenemos casa allá —dice Celina.
— Yo me iré a la chacra de mis padrinos, cerca de Necochea —dice Haydée.
— Y tú, María, ¿no vas a veranear?
— Sí. Pienso ir a la colonia de vacaciones. Ya nos han hecho la revisación médica, nos tomaron la radiografía y nos entregaron los certificados.
— ¡Ah!... También te vas a divertir. Y vas a aumentar de peso.
— Sí. El año pasado fue mi hermana. Le llegó una tarjetita celeste por correo. Correspondía a la colonia de Baradero.

Después le entregaron la ropa; y todo, ferrocarril, manutención, fue costeado por la Fundación Eva Perón.
Cuando terminó el veraneo de veinte días, trajo a casa, regalado, lo que recibió: pollera azul tableada, buzo azul, sombreros blancos, zapatillas y pañuelos. Y fué una ayuda para mamá, que tenía que comprarle ropa.
— Yo estoy deseando que me lleven a pasar Navidad a la estancia —dijo Elsita.
— Yo la pasaré en la colonia entre hermosos juguetes: muñecas en caja, automóviles, patines, juegos de té... como si estuviera en un lugar encantado...
Y la campana cortó la conversación. ¡Qué lástima!...