El hada buena

ron y lo escucharon, desde sus balcones.
—¡Diga dónde estuvo! —se oyó a la multitud.
Perón les contestó:
—Estuve sufriendo por ustedes, pero ya lo he olvidado todo.
Y desde aquella magnífica jornada del 17 de octubre de 1945, Perón y Evita, al dirigirles la palabra empezaban así:
“Mis queridos descamisados...”

Alegría de la ciudad

La televisión, ese invento maravilloso, conmovía al mundo, y estaba ya difundida, en ciertos países.
Gladys, que recibió a una tía que venía de los Estados Unidos, le preguntó por esa novedad.
Es un aparato de radio, con una pantalla más pequeña que el cristal de la portezuela de un coche.
Nos distrae mucho y nos retiene en el hogar, en los días fríos y lluviosos.
Y Nélida contó:
En Brasil ya se tiene. Papá que vino de Río de Janeiro, nos dijo que allí era cosa muy conocida.
Estas conversaciones se oían en los comienzos de 1951