El hada buena

Si no hubiera autoridad, tampoco estaríamos contentos, porque mandaríamos todos, en un completo desorden. Dime Agustín, ¿te agrada ir a clase cuando falta la maestra? Sólo traes, al regreso, el beneficio de algunas manchas de tinta en el guardapolvo. ¿Por qué? Porque tus compañeros estaban en desorden, perdiendo hasta los buenos modales...
Lo mismo ocurre en un país. No hay progreso, si no hay orden, y no hay orden sin autoridad. Por eso el Presidente nos exige obediencia y lealtad -— terminó don Lucas.

Día del Renunciamiento

Pasarán las generaciones y los años, y los niños de las escuelas seguirán aprendiendo que:
Hubo en el país una persona que llegó a hacerse querer tanto por los humildes, que fué llevada como candidata a la Vicepresidencia de la República. Nadie había recibido nunca, en nuestra tierra, semejante honor, siendo mujer.
Y cuando la Patria entera se disponía a manifestarle su entusiasta admiración, ella decidió renunciar a los honores y, por lo tanto, a su brillante porvenir.
— ¿Por qué? —se preguntaron todos.
Entonces aclaró, que dejaba las satisfacciones del cargo, para seguir frente al problema de mejorar la condición de los humildes, a los que tanto amaba.
La opinión del pueblo hizo mil comentarios. ¡Nadie lo hubiera pensado!
Y ese gesto superior la elevó del nivel común de los humanos.

Esta mujer se llamó: Eva Perón.