El hada buena

El cuidado de la salud

El Presidente Perón, ha pedido al pueblo que produzca más, y que economice.
Y el papá de Lucía, deseoso de complacerlo, ha pensado en sembrar, en el fondo de su casa.
La tarea es agradable. Después que regresa de la oficina se ocupa de la huerta.
El aire le disipa el cansancio causado por el trabajo mental que realizó, y ya no necesita fumar.
Poco a poco va consiguiendo hermosos tomates, tierna lechuga, perfumado perejil, que presenta orgulloso, en su mesa.
—Está fresquita y recién cortada —dice a la familia. Y todos se sienten satisfechos.
Pero con su buena voluntad, no sólo mejoró su salud, sino que ahorró doblemente: el dinero que gastaba en cigarrillos, y el que llevaba a diario el verdulero.
Y aun puede darse el gusto de regalar parte de lo que cultiva, a los amigos que lo visitan.

La autoridad

(Diálogo)

— No hay nadie en la vida que pueda desenvolverse sin el respeto por la autoridad de alguien —decía don Lucas.
— En la familia, la constituye el padre; en el grado, la maestra; en la escuela, el director; en la Nación, el Presidente —dijo Silvia.
— El Presidente si que podrá hacer su voluntad. A él nadie lo gobierna —añadió Agustín.
— Te equivocas, hijo. Él se guía por la Constitución, comparte su tarea y consulta sus opiniones. Además, obedece a su conciencia —insistió don Lucas.
- Y por sobre todas las cosas, acepta la voluntad de Dios - dijo Susana.
Todos se inclinaron, ante tan grande verdad.
- Nadie es tan absolutamente libre como los pájaros. Nuestra libertad es limitada - dijo el tío Rolo.