Libro de lectura para Cuarto grado (niños de 10 años). Autor: Hermanos Maristas Educadores. Publicado por Editorial H.M.E. en el año , durante la segunda presidencia de Perón - Páginas 82 y 83.
Pero creo que aún más raro e ineficaz habría de parecerles a ellos mismos.
Ahora si me preguntasen qué prefiero, mi respuesta no tardaría en salir de mí: me gusta más mi nombre de . pueblo.
Cuando un pibe me nombra “Evita” me siento madre de todos los pibes y de todos los débiles y humildes de la tierra.
Cuando un obrero me llama “Evita” me siento con gusto “compañera” de todos los hombres que trabajan en mi país y aun en el mundo entero.
Cuando una mujer de mi Patria me dice “Evita” yo me imagino ser hermana de ella y de todas las mujeres de la humanidad.
Y así, sin casi darme cuenta, he clasificado con tres ejemplos las actividades principales de “Evita” en relación con los humildes, con los trabajadores y con la mujer.
La verdad es que, sin ningún esfuerzo artificial, sin que me cueste íntimamente nada, tal como si hubiese nacido para todo esto, me siento responsable de los humildes como si fuese la madre de todos; lucho codo a codo con los obreros como si fuese de ellos una compañera más de taller o de fábrica; frente a las mujeres que confían en mí me considero algo así como una hermana mayor, en cierta medida responsable del destino de todas ellas que han depositado en mí sus esperanzas.
Y conste que no asumo así un honor sino una responsabilidad.
Creo que cada uno de los hombres y mujeres que componen la humanidad debiera por lo menos sentirse un poco responsable de todos los demás; tal vez seríamos todos un poco más felices...
He dicho que no me guía ninguna ambición personal. Y quizás no sea del todo cierto. Sí. Confieso que tengo una ambición, una sola y gran ambición personal: quisiera que el nombre de Evita figurase alguna vez en la historia de mi Patria.
Quisiera que de ella se diga, aunque no fuese más que en una pequeña nota, al pie del capítulo maravilloso que la historia ciertamente dedicará a Perón, algo que fuese más o menos esto:
“Hubo, al lado de Perón, una mujer que se dedicó a llevarle al Presidente las esperanzas del pueblo, que luego Perón convertía en realidades.”
Y me sentiría debidamente, sobradamente compensada si la nota terminase de esta manera:
“De aquella mujer sólo sabemos que el pueblo la llamaba, cariñosamente, Evita.”
Eva Perón
(Del libro La Razón de mi Vida)