Abriendo horizontes

Sólo Dios conocía su futuro y por eso había puesto en su débil corazón un gran amor por la justicia.
Se sintió responsable y luchó por ella, brindando bienestar a los humildes. Así surgieron casas de amparo para la vejez desvalida, hogares-escuela, colonias de vacaciones, casas para empleadas, escuelas de enfermeras, la “Ciudad Infantil”, “Ciudad Estudiantil", sanatorios, policlínicos, etc.
Más allá de las fronteras de nuestra Patria supieron de su bondad, de su ayuda a los necesitados.
Multiplicándose en sus tareas, no advertía que consumía su salud en afán de ser puente de amor tendido entre el corazón del pueblo y su Presidente”.
Así llegó el momento de pagar la felicidad encontrada, con su propia vida.
“Abrazada a la Patria, todo lo daré, porque hay pobres en ella todavía, porque hay tristes, porque hay desesperanzados, porque hay enfermos".
”Mi alma lo sabe, mi cuerpo lo ha sentido. Pongo junto al alma de mi pueblo mi propia alma. Le ofrezco todas mis energías para que mi cuerpo sea como un puente tendido hacia la felicidad común.”

Eva Perón