Libro de lectura para Cuarto grado (niños de 10 años). Autor: Hermanos Maristas Educadores. Publicado por Editorial H.M.E. en el año , durante la segunda presidencia de Perón - Páginas 56 y 57.
CRISTO VUELVE A LAS ESCUELAS
Una de las conquistas fundamentales del Gobierno Justicialista es la implantación de la enseñanza religiosa y moral en todas las escuelas de la República.
Una actitud indiferente o contraria ante una cuestión de tanta importancia, en un país que se precia de católico, nos resulta incomprensible. Cristóbal Colón desembarcó por primera vez en tierras americanas y clava en ellas la Cruz, santificando al nuevo continente, mientras las notas del Tedéum se esparcen por sierras, llanuras y quebradas...
¡Y no podíamos ostentar un crucifijo en la escuela!
La Reina Isabel, moribunda, consigna en su testamento, que se trate a sus “indios” como hermanos, que se les eduque y se les enseñe la Santa Religión Cristiana...
¡Y no nos era permitido hablar de Cristo a nuestros niños!
Los misioneros surcan los mares, atraviesan los ríos, penetran en la selva, cruzan las cordilleras,
recorren pampas y llanos; trabajan, sufren, mueren regando este suelo con su ardor y su sangre para evangelizar estas tierras...
¡Y no podíamos enseñar el Evangelio a nuestras juventudes!
La Virgencita desembarca en Buenos Aires y apenas ha recorrido unos kilómetros en la Pampa se encariña con este suelo, echa una mirada y al ladito del río, cerca de un ombú, decide construir su rancho, quiere ser criolla.
Cuando la tierra se vió amenazada por invasiones extranjeras, Liniers se echa a los pies de la Virgen del Rosario y los ingleses tendrán que retirarse derrotados...
Belgrano impone a sus tropas el Santo Escapulario de la Virgen del Carmen; y cuando quiere elegir los colores de la bandera, fija su mirada en el cielo y en el manto de la Inmaculada...
En el campamento del Plumerillo, “cuando la tarde se inclina” y ha cesado el alborozo de martillos, yunques y forjas, el Ejército Libertador reza el Rosario y pide a la Virgen del Carmen, Generala del Ejército de los Andes, su protección en la empresa emancipadora...
¡Y no era lícito hablar de María a la niñez argentina !
Hoy las cosas han cambiado. Nuestras juventudes, al mismo tiempo que aprenden en la escuela a enriquecer su inteligencia, a desarrollar su salud física y se preparan para ser el día de mañana ciudadanos cumplidos en la patria grande, forman también su alma inmortal y tributan a Dios el homenaje de cariño y amor que como a Padre le debemos.