Mensaje de luz

En ese hogar, las niñas no se sienten desamparadas. A pesar de no tener padres que las cuiden y las quieran, no les faltan mimos ni caricias; no extrañan los halagos del hogar, ni envidian ropas ni juguetes. Es que allí nada les falta.
Ríen, juegan, pasean, eligen sus vestidos y van a la escuela con los mismos delantales blancos que las otras compañeras. Regresan luego al hogar para terminar un nuevo día, felices y esperanzadas.

MILAGROS DE LA CIENCIA Y DEL AMOR

Bajo un cielo diáfano, purísimo, las majestuosas montañas se empinan por alcanzar las nubes; áridas, sin vegetación alguna, lucen igualmente con los matices infinitos de sus rocas.
Contemplando los desfiladeros casi inaccesibles, ¿cómo no recordar a Güemes, el guerrillero indómito, y a los intrépidos gauchos dando sus vidas por la causa de la Independencia?
Y nos parece divisar un relampagueo de lanzas y oír, a lo lejos, piafar de potros cerriles y la voz vibrante de un clarín. Descendemos por la Quebrada de Humahuaca; su cielo, siempre bello, nos cobija con su manto de eternidad y de grandeza.
Estamos en las Termas de Reyes. Las aguas bajan borbollantes, cantando su eterna canción de soledad. Hasta aquí llegaban los incas, buscando curar sus males en las aguas vertidas por Coquena.
En un recodo, entre cerros de verdor inusitado, cual piedra engastada en puro metal, surge, como