Mensaje de luz

Libro de lectura para Tercer grado (niños de 9 años). Autor: . Publicado por Editorial Estrada en el año , durante la segunda presidencia de Perón - Páginas 186 y 187.

Mensaje de luz, Elsa G. R. Cozani de Gillone

cuerda, y prendidos con números grandes: ¡el valor de cada uno!
No alcanzaba el dinero que llevaba... ni para el más insignificante de los que ahí se exhibían. Mentalmente fué sacando cuentas.
Tanto para el pan, tanto para la leche, tanto para zapatillas...
Ni para un metro de percal floreado. .. ¡Pobre Ramona! Eso era lo único que deseaba... nada más.
Ya de noche, Rudecindo reanuda la marcha, lina lechuza rompe el silencio con su grito agudo. El aire caliente pasa acariciando la cara del padre entristecido y se mete entre los árboles del bosque. Los tucu-tucus hacen zig-zag en la penumbra.
De pronto la luna alumbra el camino.
Un horno de carbón se desangra en humo. Ya está cerca del rincón querido.
Un perro ladra a lo lejos mientras el paso sordo de las alpargatas se apaga en el camino sin huella.
Al rancho de Rudecindo han llegado desde el pueblo sus padres y los de Ramona. Han venido a lomo de mula, tranco a tranco, atravesando el bosque. Tiempo hacía que no tenían la gloria de recrearse con las miradas dulces de sus cinco nietos; casi no

conocían al menor..¡es tan largo y áspero el camino!
¡Y llegar del pueblo con las manos vacías es triste! Tanto como para los que viven enclavados en la soledad, a la espera de que una mano generosa los recuerde.
Pero ¿quién va a preocuparse por los que viven lejos de las urbes opulentas, en ranchos sin puertas, en condición humillante?
Esta vez los viejos y pobres abuelos han descendido de sus flacas cabalgaduras y han llegado al rancho con el corazón alegre y palpitante.
Entre sus brazos tibios y ansiosos estrechan a los hijos de sus hijos.
Y son los nietos ahora los que cabalgan gozosos sobre las piernas de los que se sienten en ese instante dos veces padres.
En tanto Ramona y las abuelas van disponiendo sobre la mesa de troncos paquetes y más paquetes. Ramona llora.
— Parece mentira, mama, que hasta aquí haya llegado esto.
— Cuando nos llamaron pa entregarnos tuitas estas cosas, la Mercedes y yo dispusimos el viaje.
— ¡Cómo pa no hacerlo! ¿Qué son seis leguas