La Argentina de Perón

en el verano. En tres meses doblaré mi dinero. Con las ganancias conseguiré otro animal, si puedo, un burro. Trabajaré de esa manera unos siete años; y, si tengo un poco de suerte, habré ahorrado lo suficiente para instalar el negocio que yo quiero.
— Y ¿qué negocio quieres instalar?
— Ese es mi secreto. No me creyó ¿verdad? Nadie me cree cuando cuento mis proyectos.
El muchachito me miraba, entre tímido y displicente.
¿Por qué no he de creerte? Te considero un chico muy capaz de hacer eso que dices, y más todaVia.
Él, pensativo, me seguía mirando.
— ¿Sabe por qué voy a hacer todo eso? —me dijo con brusquedad. Y como yo no le contestase, añadió:
Porque el General Perón dice que tenemos que “producir”.