Despertar

Jujuy es maravillosa con sus ríos, su montaña, sus calles desniveladas y sus coyas. En automóvil, padrino nos llevó a la quebrada de Humahuaca. Nos contó el entierro de Lavalle y, al atardecer, nos hizo notar los cambiantes colores de la montaña.
Al día siguiente, ya frescos, nos dijo:
-Hoy podemos ir, por el camino de cornisa, hasta Salta. Es un hermoso paseo. Pero si quieren aprender, iremos mucho más cerca, a Zapla.
—¿Zapla? —preguntó Aurora.
—Sí, el portento de Zapla, el primer alto horno argentino. Allí, donde bajo la dirección de los técnicos del Ejército estamos fabricando hierro argentino.
Yo, que no soy menos patripta que padrino, contesté por los dos:
-Entonces... ¡a Zapla!
-Bien. Allí veremos los hornos. Les haré presenciar una colada, o sea la salida del hierro líquido. Verán el mineral que llega desde la mina por alambrecarril, e inmensas plantaciones de eucaliptos.
—Ya sé —interrumpí— que se utilizan para hacer carbón.
—Sí. Y verán las carboneras. Y además de los bosques en formación, millones de plantitas en viveros.
Y como premio por la argentina curiosidad de ustedes, mañana por la tarde iremos a visitar la laguna

de Yala, por un hermoso y difícil camino de la montaña. Conocerán una puesta de sol en el Norte. Por la noche habrá fiesta, con carnavalito y todo.
-¿Para nosotros? -preguntamos.
-Sí -respondió-. Y en cuanto lleguemos a Buenos Aires, alguna casa venderá dos bicicletas nuevas, construidas en el país.