Despertar

Eva Perón.

No. No pueden sancionarse leyes que regalen bicicletas a niños que las desean.
Siguió pensando cómo aliviar esas tristezas; cómo satisfacer esos deseos.
Y Eva Perón creó la Fundación que lleva su nombre y que una ley del Congreso declaró institución benemérita. Así, para poder hacer el bien. Para que el alma generosa pueda llegar, sin trabas y sin demoras, hasta el cuartucho de la pobre paralítica, o hasta los sueños de unos ojos renegridos.
Así nació la Fundación. Su creadora y propulsora no pensó en otra cosa que en la felicidad de los humildes. Su acción llega a todo el país, rápida y directamente, y cuando es necesario, no reconoce las fronteras y salta sobre ellas para llevar el mensaje de nuestra fraternidad a los hombres de otras naciones que son hermanas nuestras.
Y la misma idea que alientan la Ciudad Infantil y la Ciudad Estudiantil; la misma idea que levantó la mujer hasta la altura del hombre por medio del voto, es la que quiso que la Fundación Eva Perón sea algo así como una ley para los olvidados.
La misma mano que se tendió hacia los ancianos para proclamar sus derechos, hoy incorporados a la Constitución, era la que convertía en realidad los sueños de muchos desdichados.
Era la mano y era la idea de Eva Perón.