Ronda del gran amor

LA IMPREVISIÓN

El padre repartió el terreno entre sus dos hijos. Les dió por igual semillas y elementos de trabajo. César inmediatamente se dispuso para la obra. Por la noche, lleno de íntima satisfacción, relató a su padre cuanto había hecho.
Carlos dejó la tarea para luego. ¿Para qué apurarse? Lo haría mañana. Dejó abandonadas semillas y herramientas.
— Tú, Carlos, ¿qué has hecho hoy?
— Nada, papá; trabajaré mañana.
— Bien; esperemos hasta mañana.
Al día siguiente llovió, y el otro también. Las semillas dejadas sin cuidado fueron esparcidas por el viento y comidas por los pájaros.
— ¿Tu quintita, Carlos? —preguntóle el padre. Avergonzado, el niño bajó la cabeza.
— Hijo mío —agregó el padre—, hombres como tú no son los que labran la grandeza de su país.

Mucho podría decirte al respecto, pero prefiero que leas y medites esto:
“El que desaprovecha sus campos, sus productos o sus riquezas, no sólo se hace un mal a sí mismo sino que lo hace a todos los que lo rodean, y por sobre todas las cosas hace un mal al país". — Perón.