Patria Justa

Pero desea que se recompense el fruto de su esfuerzo, para que su familia pueda vivir con él en una casa, aunque modesta, sana, alegre, limpia, donde nada falte para una vida sencilla pero útil, y donde pueda rezarse a Dios todos los días con el corazón agradecido.
El trabajador aspira a mejorar, a perfeccionarse en su oficio, a cultivar su alma. Quiere que se le abran las puertas de la universidad cuando se sienta capaz de realizar estudios superiores, porque no sólo los ricos tienen derecho a seguir estudios elevados.
Quiere también que los talleres sean ventilados, que se vele por su bienestar y que no se agoten sus energías con jornadas perjudiciales para su salud.
Desea producir con la seguridad de que será protegido en la vejez, sabiendo que nada faltará a su familia y que aun él podrá todos los años tomarse sus merecidas vacaciones. Aspira a que se le escuche cuando pide mejoras razonables.
Todo eso desea el hombre que trabaja. Y la Constitución Justicialista asegura ahora esos derechos a todos los trabajadores del país.