Mensaje de luz

El administrador tenía órdenes terminantes: el señor Miguel no reconocía "excusas" y exigía el cumplimiento del contrato.
Don Braulio, con sus cuatro hijos pequeños, sumido en el dolor y en la miseria, debió abandonar el campo.
De nada le sirvieron su trabajo y su honradez.

LA TIERRA PARA QUIEN LA TRABAJA

Han pasado doce años desde el día en que don Braulio debió desalojar el campo.
Los primeros tiempos fueron duros para él, que buscó trabajo como peón en otros establecimientos. Pero su constancia y laboriosidad le permitieron arrendar otras tierras, que trabajaba con la ayuda de sus hijos, ya crecidos.
Hoy don Braulio es un propietario feliz, gracias a la nueva política agraria del Gobierno Justicialista.
Ahora cada labriego tiene la posibilidad de convertirse en propietario, mediante el pago, en cuotas razonables, el suelo que antes arrendaba.
El trabajador rural encontró ¡al fin!, no sólo comprensión sino la protección plena de la Justicia Social.