Mensaje de luz

RENUNCIAMIENTO

Los vitores y aclamaciones no cesaban. Las voces enronquecidas no querían el descanso. El Pueblo expresaba su anhelo fervienze: Evita... Vicepresidenta.
Aquello fué la apoteosis.
Evita, emocionada hasta las lágrimas, agradecía, pero rehusaba el honor.
Se entabló entonces un diálogo entre ella y la multitud.
— Déjenme unas horas para meditar...
— ¡No!
— Mi salud lo impide.
— ¡Evita. vicepresidenta...!
— ¡Prefiero continuar en mi puesto de Trabajo y Previsión!
A los honores de la Vicepresidencia prefirió el silencio del trabajo agotador que daba satisfacción a sus anhelos más íntimos.
Finalmente triunfaron su humildad, su abnegación.
Así finalizó el día del Renunciamiento.

RENUNCIAMIENTO E. A. O.

No has querido los honores...
¡Has preferido la lucha...!
¡La historia no tendrá nombre
para exaltar tu figura!
Rompiendo todos los moldes
de las estatuas, sin duda
¡juntará el cielo y la tierra
la vertical de tu altura!

No has querido los honores...
Dirá tu renunciamiento
por los siglos de los siglos,
la gratitud de tu pueblo.
Aquel veintidós de agosto,
dicho de abuelos a nietos,
llevará tu mismo nombre
¡por los tiempos de los tiempos!

No has querido los honores...
Ni las hojas de Toledo