Ronda del gran amor

EL CENTINELA

"Colaboremos con nuestros semejantes."
PERÓN.

Un gavilán tenía la costumbre de robar los polluelos que quedaban en los nidos.
Los pájaros vivían atemorizados.
No sabiendo cómo vencer al rapaz, pidieron ayuda a las aves de la región.
En la reunión se acordó que, en ausencia de los pájaros, el chajá sirviera de centinela.
Desde su guarida, el gavilán observaba.
Los padres partían confiados dejando sus polluelos solos en los nidos.
Es hora de bajar — se dijo regocijado.
El chajá vigilante lo vió acercarse. Con su áspero y resonante grito de ¡chajá! ¡chajá! anunció el peligro.
Los padres volvieron presurosos. El gavilán

subía y bajaba sin decidir posar sus garras en las inocentes víctimas.
Cada vez que se acercaba a los nidos el centinela gritaba más fuerte: ¡chajá! ¡chajá!
El gavilán comprendió que sería inútil insistir y que debia buscar otra clase de bocado.