Ronda del gran amor

LA IGUANA

Cuenta la leyenda que la iguana, antes de ser tal, era una joven bella y graciosa.
Así como era de bonita era de indolente y haragana.
Con el correr del tiempo se convirtió en una viejecita que poseía por único bien una frazada gastada por el tiempo y destrozada por el poco cuidado
con que su dueña la trató.
En las noches de invierno no alcanzaba a resguardarse con ella de los rigores del frío.
— Mañana sin falta la arreglaré — decía.
Pero al día siguiente, al sentir la tibieza de los rayos del sol, prefería dormir y dejar la tarea para otro día.
Pasaba el tiempo. La frazada fué rompiéndose más y más hasta ser sólo hilachas.