Ronda del gran amor

SUBLIME GESTO

Eva Perón llegó al mundo ungida por excelsas facultades.
En su breve paso por la vida fué probada muchas veces. Pero se mostró siempre firme y fuerte, guiada tan sólo por la misión que la Providencia
le marcara.
Sus ojos de iluminada sólo distinguían una senda y una obra; la que se impusiera el día en que la Vida le dijo: Cumple tu destino.
El 22 de agosto de 1951 su alma pura fué sometida a la más decidida de las pruebas.
El pueblo entero de la Nación le pedía, le rogaba, le exigía integrar la fórmula presidencial.
Aceptar era para ella cubrirse de honor y poder. Aceptar era una claudicación a su obra.
Miró a su pueblo... Allí estaba su lugar de lucha.
Se humedecieron sus ojos; se anudó su garganta; su pecho era pequeño para contener los latidos de su corazón, que se agrandaba en el amor y en el agradecimiento.
No hubo titubeos, no hubo lucha interior.
El renunciamiento fue sublime.