Agua Clara

UNA TAPERA

De vuelta de una cabalgata pasamos delante de la tapera del “Callado”.
El “Callado” era un viejo paisano que vivía solo en su rancho. Un día desapareció del pago. Nunca más se tuvo noticia de él.
Su vivienda abandonada fue arruinándose con el tiempo. Las lluvias fueron pudriendo la paja del techo. El viento se fue llevando de a poco los restos de la ramada.

Los bichos del campo hicieron cuevas en el rancho arruinado.
De aquella sólida vivienda, que albergaba a un hombre bueno, sólo queda una tapera. Como está rodeada de yuyos altos, apenas se la distingue desde el camino.
Poco a poco van desapareciendo las taperas en el campo argentino. En todas partes se levantan cómodas casas. Son de las familias de los peones de las chacras y estancias. En ellas reina la alegría que proporciona el bienestar.