Libro de lectura para Cuarto grado (niños de 10 años). Autor: Hermanos Maristas Educadores. Publicado por Editorial H.M.E. en el año , durante la segunda presidencia de Perón - Páginas 212 y 213.
LOS FERROCARRILES
Hasta 1852 los medios de locomoción y transporte utilizados en el país —carretas, galeras, caballos, barcos de vela— revelan el escaso progreso económico realizado hasta entonces. En 1854 se realizó en la Argentina el primer ensayo de máquina de vapor. Los gobiernos nacionales desde Mitre en adelante, estimulan la constitución de compañías ferroviarias. Los progresos más efectivos son posteriores a 1900. Hoy cuenta nuestra patria con más de 45.000 kilómetros de vías férreas.
Todos conocemos la importancia capital de los ferrocarriles en la vida de un país. Mientras los de nuestra patria estuvieron en manos extranjeras, se desarrollaron y extendieron atendiendo a los intereses de sus propietarios. Difícil problema se planteaba a las autoridades que pensaban en su nacionalización; su única solución consistía en la expropiación lisa y llana
de todas las empresas, que fue la solución aplicada por el General Perón. Tras laboriosas conversaciones para determinar el importe total a pagar, fueron adquiridos el P de marzo de 1948.
Los ferrocarriles en manos argentinas han afirmado su desarrollo, el que puede apreciarse en estas cifras: entre 1946 y 1950, el número de locomotoras en servicio pasó de 3.500 a 3.900, y el de vagones, de 79.600 a 81.500. Posteriormente se incorporaron locomotoras y equipos “diesel”, coches de diversos servicios, todo ello sin contar los elementos que han comenzado a salir de los talleres nacionales: vagones y locomotoras.
Para celebrar este acontecimiento flotó el pabellón de la patria sobre los edificios del país, se empavesaron los trenes y locomotoras ya definitivamente nuestros, se pobló el aire de vítores y de cantos y junto al Líder, el pueblo repetía complacido: “Los ferrocarriles son argentinos”.
La nacionalización de los ferrocarriles consolida nuestra independencia económica y hace más efectiva nuestra soberanía política. No son ya los intereses foráneos los que condicionan nuestros intereses ni se eligen gobernantes argentinos con el consentimiento y visto bueno de metrópolis extranjeras.
Somos argentinos de verdad y argentinos al cien por cien.