Cajita de música

Luz, un palacio sin igual: una maravillosa rosa blanca de aterciopelados pétalos.
Los cabellos rubios de la princesita, tenían toda la luz del sol.
Sus ojos, llevaban la claridad del día y el azul del cielo. Encarnados los labios y de piel blanquísima, Blanca Luz era la más hermosa princesa del mundo.
Pero, poseía algo que la hacía más hermosa aún, bella de verdad: un corazón puro y tierno, lleno de amor hacia su pueblo. Pobres, ancianos y niños, todos, recibían su cariño y protección.

EL CORAZÓN MILAGROSO

Segunda parte

Como no todo dura, ni aún en los países encantados, la hermosa princesita enfermó de gravedad.
En un tibio y perfumado atardecer, cuando las flores recibían el último beso del sol, Blanca Luz cerró sus ojos y no volvió a abrirlos.
Nadie hallaba consuelo.
Dios, premiando la bondad de la princesita, realizó un milagro.
Dorada nube, envolvió a Blanca, luz y la elevó a los cielos. Desde lo alto, sonriendo a su padre y a su pueblo, la princesita dijo: "Para mis pobres ancianos y niños, siempre estaré viva. Mi corazón no ha muerto".
Y efectivamente, en el lugar donde hasta ese momento había descansado la princesa, un pequeñito corazón latía suavemente.
La promesa se cumplió. El corazón de Blanca Luz nunca dejó de oír los ruegos de los humildes y el pueblo que tanto amara, vivió feliz bajo su protección.